¿Cuánta comida se desperdicia en el mundo?
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) calcula que cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, casi un tercio de la producción mundial. Este desperdicio podría alimentar aproximadamente a 2.000 millones de personas cada año.
Al mismo tiempo, casi 690 millones de personas en todo el mundo pasaban hambre en 2019, y esta cifra probablemente aumentó en 130 millones durante la pandemia. Abordar problemas como la gestión de residuos de pan, la producción, el transporte y las ineficiencias de almacenamiento podría reducir significativamente el hambre en el mundo.
Comprender la pérdida y el desperdicio de alimentos
A escala mundial, el 30% de los residuos alimentarios se divide en dos categorías:
- FLI (Índice de Pérdida de Alimentos): alimentos que se desperdician durante su producción, incluso antes de ser vendidos (14% de los alimentos producidos en el mundo).
- FWI (Índice de Desperdicio de Alimentos): alimentos que se desperdician en los distribuidores (mayoristas, tiendas, restaurantes) y los consumidores.
En el Sur Global, la mayor FLI se debe a problemas como el almacenamiento y el transporte inadecuados de los alimentos, que provocan su deterioro y la aparición de moho. En África, entre el 10% y el 20% de las cosechas se pierden por este motivo.
Mientras tanto, en el Norte Global, el desperdicio de alimentos se debe a problemas como las raciones demasiado grandes en los restaurantes, la mala planificación de las comidas y el descarte de, por ejemplo, productos de panadería no vendidos debido a su corta vida útil.

Demasiado torcido, demasiado maduro
Los consumidores son responsables del 60% del desperdicio mundial de alimentos. Tendemos a elegir solo las frutas y verduras más bonitas, mientras que las tiendas rechazan los productos que no cumplen estrictas normas de tamaño, forma o madurez.
A menudo, estas restricciones hacen que se desperdicien alimentos y productos sin vender. Aunque algunos productos se reutilizan para hacer zumos o pan rallado, muchos se tiran, con lo que se pierden oportunidades de reutilización en iniciativas de fermentación de residuos alimentarios o de aprovechamiento de excedentes.
Para hacer frente a esta situación, se suelen aplicar promociones en los artículos próximos a caducar y un etiquetado más claro de las fechas de "consumo preferente" (a menudo válida después de la fecha de caducidad) y "caducidad" (última fecha recomendada para el uso del producto) con el fin de educar a los compradores y reducir el despilfarro. En algunos países y regiones, las grandes cadenas de supermercados están obligadas por ley a donar el pan y otros alimentos no vendidos a organizaciones benéficas, pero muchas optan por pagar multas mínimas.
Sin embargo, teniendo en cuenta la menor vida útil de productos como el pan (1-2 días) y el nivel de aceptación de productos que ya no son 100% frescos, se supone que la pérdida de pan antes y en el centro de donación es del 20%. Muchos bancos de alimentos tienden a rechazar la recepción de productos de panadería en primer lugar, ya que no son alimentos prioritarios para ellos.
El coste medioambiental del desperdicio de alimentos
El desperdicio de alimentos tiene un impacto medioambiental devastador. Casi el 28% de la superficie agrícola mundial se destina a producir alimentos que nunca se consumen, lo que supone un derroche de agua, energía, pesticidas y contribuye a la deforestación.
La industria pesquera también se ve afectada, ya que el 35% del marisco se desperdicia, a menudo por sobrepesca o deterioro. A ello se suma el exceso de envases, sobre todo de plástico, que acaban en los vertederos junto con los alimentos desechados.
Sorprendentemente, el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero proceden del desperdicio de alimentos. El agua desperdiciada produciendo alimentos no consumidos podría proporcionar 200 litros por persona y día para 9.000 millones de personas.

Evitar el desperdicio de pan y mejorar la eficacia
Uno de los objetivos clave de la Agenda 2030 es reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos durante su producción y distribución. Mejorar la eficiencia de la panadería ajustando la producción a la demanda, almacenando los alimentos adecuadamente y aprovechando cada parte de las materias primas puede reducir significativamente los residuos.
En el caso del pan, soluciones como prolongar su vida útil, reciclar los excedentes de pan y los flujos secundarios comestibles, o utilizar distintos métodos de fermentación para valorizar los residuos del pan se ajustan a esta misión.
Alimentos reciclados: del excedente al objetivo
El upcycling transforma los excedentes de pan y otros alimentos en productos nuevos y saludables. Este proceso de transformación de residuos en materias primas reduce el desperdicio de alimentos, crea empleo e introduce la innovación en el sector alimentario.
Según la Asociación de Alimentos Recicladoslos alimentos reciclados utilizan ingredientes que de otro modo no habrían llegado al consumo humano, se adquieren y producen mediante cadenas de suministro verificables y tienen un impacto positivo en el medio ambiente".
Otra definición afirma que este proceso, a diferencia del reciclaje (recuperación de materias primas en general) o del "downcycling" (recuperación de materias primas para crear nuevos productos, pero de menor calidad que aquellos a partir de los cuales se crearon), hace que los alimentos sean más valiosos y que los productos elaborados de este modo se destinen principalmente al consumo humano y no animal. Algunos ejemplos son la pulpa de zumo como base de la tarta de zanahoria, el chutney elaborado con cáscaras de plátano, el pesto hecho con hojas de rábano, las barritas energéticas elaboradas con frutos del café o los refrescos hechos con pan sobrante. Encontrará algunas formas innovadoras de valorizar el pan en nuestra publicación "Crumbling the Barriers".

Jerarquía de recuperación de alimentos
La EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente) ha elaborado una Jerarquía de Recuperación de Alimentos para orientar las prácticas alimentarias sostenibles:
- Reducción en origen: evitar el despilfarro y reducir la producción de alimentos para adecuarla al consumo.
- Alimentar a personas hambrientas: donar alimentos, pero también reciclar los excedentes para el consumo humano.
- Alimentación animal: reutilización de alimentos no aptos para humanos.
- Usos industriales: Utilización de residuos alimentarios en bioplásticos o biocombustibles.
- Compostaje: convertir los residuos alimentarios en abono.
- Vertedero/Incineración: Último recurso para la eliminación
En Rebread, nuestro enfoque en la eficiencia de los recursos de panadería se alinea con estos principios para garantizar que las soluciones para los residuos del pan den prioridad al consumo humano.

Los consumidores conscientes aprecian los alimentos reciclados
El upcycling permite a los consumidores y a las empresas luchar contra el desperdicio de alimentos, apoyando el movimiento #ZeroWaste al tiempo que se conservan los recursos y se contrarresta el calentamiento global.
Estudios como el realizado por la Universidad de Drexel en 2017 muestran que los alimentos reciclados son cada vez más reconocidos como sostenibles y socialmente beneficiosos. Con un marketing adecuado, los consumidores pueden considerar los productos reciclados iguales o incluso superiores a los ecológicos. También se reconoce que el upcycling de alimentos tiene un impacto positivo en la sociedad.
Desde los particulares hasta las empresas, abordar el problema de los residuos a todos los niveles puede promover prácticas panaderas sostenibles y crear una economía alimentaria circular.